A golpe de martillo.

Un clavo saca otro clavo, o eso dicen. Aunque a mí hay varias cosas que no me quedan claras.

La primera y fundamental es que encuentro injusto el hecho de darle al clavo el privilegio de permanecer en nuestra vida hasta que consigamos reemplazarle. Injusto para nosotros y también para el clavo nuevo, que casi nunca se merece que lo utilicemos como herramienta para sacar de nuestra vida algo que tendríamos que habernos ocupado de hacer desaparecer nosotros mismos.

Y no digo que sea fácil deshacernos del clavo, y puede que nunca lo haya sido y nunca vaya a serlo. Y menos cuando ha entrado en nuestra vida a golpe de martillo.

 Lo que digo es que el clavo, por mucho que nos empeñemos, casi nunca es fundamental en nuestra vida, y la clave muchas veces está en ser capaces de darnos cuenta de que es hora de dejar ese espacio libre, no porque necesitemos reemplazarlo si no, simplemente, por que es un clavo que ya ni queremos ni necesitamos llevar con nosotros.

Otra cosa que no entiendo es el hecho de pensar que reemplazar aquello que nos ha hecho daño, va a hacernos superar este dolor. Porque por mucho clavo que utilicemos para sacar otros, la marca que nos hizo el primero nunca desaparece. Y no sólo no desaparece si no que se va haciendo más y más grande hasta que, un día, llegamos al clavo número 20... y entonces nos damos cuenta de que ahí no estaba la cura que necesitábamos.

Y es que puede que buscar otro clavo no sea la solución. Puede que necesitemos afrontar que hay clavos que nos marcan, y que a lo mejor la única solución está  en ser capaces de curar nuestras propias heridas antes de llegar a estar preparados para volver a enfrentarnos a una caja de herramientas.

1 comentario:

  1. Malditos clavos y su manía de aparecer donde menos los buscas :). Me ha gustado mucho tu entrada.
    Saludos de una seguidora.

    ResponderEliminar

trucos blogger
Swimming Sperm Domo