Le gustaba conocer lugares nuevos y tenía la costumbre de no repetir en el mismo restaurante dos veces. Lo mismo le pasaba con las películas, su favorita era “Amelie” y apenas la había visto dos veces. Se excusaba en que no tenía sentido perder su tiempo en algo que ya conocía pudiendo explorar cosas nuevas. A pesar de ello, frecuentaba ese bar de la esquina cada viernes, donde la conocí. Donde aprendí que aquellas personas que pasan por tu vida en un vistoynovisto suelen ser las que más te enseñan. Toda una lección de vida. Así fue conocerla. Proyectaba felicidad, en cualquiera de sus circunstancias. Aunque también le gustaba llorar, solía decir que era necesario, que los sentimientos había que mostrarlos, que proyectarlos y compartirlos.


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