Huele a triste
No, pequeño, te equivocas. No han muerto las madrugadas, están ahí. Y todo lo que nos hizo mover montañas está ahí, todos los mensajes que mandamos están ahí, sobreviviendo a ser borrados con el paso de los días. Ahí permanecerá cada secreto, cada carcajada, cada sonrisa gracias a ti que nunca pudiste ver. Ahí, en ese mismo lugar con voz propia que grita lo muchísimo que te echa de menos... ahí, ahí donde duele a horrores que pensemos que ya no queda nada. Ahí, donde llora cada herida que nos hicimos. Ahí, en el lugar donde se te considera indispensable, donde mis manos bailan al compás con tus recuerdos, ahí, con tu ímpetu y mi sinceridad aplastante. Ahí, contigo, por siempre. Porque todo lo que nos confesamos en este año seguirá ahí, justo ahí, en esa parte izquierda del pecho. Ahí donde hurga toda la ternura que te recuerda...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)


No hay comentarios:
Publicar un comentario