Tarde o temprano llega la felicidad, conoces a alguien especial con el que decides empezar. Arriesgas, no te lo piensas dos veces, solo piensas en cómo te tiemblan las piernas cuando le tienes enfrente, mirándote como el primer día. Esa persona con la que no te da miedo nada, con la que la confianza es la base de todo, con la que vuelas. Esa persona con la que no te importa ir despacio, ni sino tienes planes, porque los planes surgen solos, las risas, las miradas, las pequeñas anecdotas que recuerdas con cariño, y escribes en tu cuaderno. Pero.. ¿cuántos cuadernos? infinitos. Entonces te das cuenta;
Me he aprendido su móvil, su color favorito, qué le gusta comer, cómo le gustan los besos, dónde vive, las paradas de autobús hasta llegar a él, me he aprendido sus lunares, sus pecas, su talla de camiseta. Que sé qué es lo que le gusta, qué le hace reir y qué no le hace sentir tan bien. Que sé que le puedo hacer volar, que le gusta pedirme que le haga cosquillas mientras se le caen los ojos poco a poco, que le ilusionan las cosas de niño pequeño. Me pasaría toda la vida abrazada a él contandonos historias, porque eso sí, en ese momento si que se para totalmente el tiempo . . .
# Va a ser verdad eso de que, las mejores cosas llegan por casualidad.


No hay comentarios:
Publicar un comentario